[Isaías 26:1-27:13] El llamado «apocalipsis de Isaías», termina anunciando cómo, después de la desolación debida al juicio de Dios por los pecados de Su pueblo, Él va a establecer de nuevo la Ciudad de Dios. Una ciudad en la que todos son justos, no entrarán en ella los impíos; en la que todos serán bendecidos con la certidumbre de su victoria final. Una ciudad en la que sus habitantes desean la presencia del Señor mientras tiene comunión con ellos y castiga y mantiene a raya a los malos. Una ciudad que disfruta de una paz verdadera y duradera, en la que sus habitantes reconocen sus pecados pasados y tienen gratitud por su salvación de pura gracia. En la Ciudad de Dios se espera y se celebra la pronta venida del Señor. El pasaje termina asegurando que el pecado no obtendrá la victoria final, por eso, sus ciudadanos son corregidos y disciplinados para que no se pierdan, y por eso cantan y anhelan la venida del Salvador.