[Isaías 6:1-13] – Durante una visita al Templo en Jerusalén, se le concede a Isaías una visión de la majestad y la santidad de Dios. Allí Dios Se muestra como un Ser grande, cercano, santo y misericordioso. Isaías reacciona a la visión divina reconociendo su indignidad para estar delante de Aquel que es tres veces santo. Ante su reconocimiento de pecado recibe la certidumbre del perdón. Inmediatamente es comisionado para ser un heraldo de Dios. Finalmente se le muestra que el llamamiento al ministerio de la Palabra está lleno de dificultades, y se le anima mostrándole que la salvación es, de principio a fin, un acto libre e inmerecido del Dios soberano.